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lunes, mayo 15, 2006

XXIII


El viento esta mañana es la rima
que ahoga con el ruido del poema
de mimos, saltimbanquis y juglares,
el grito del poeta, pobre loco,
que se afana porque al fin camine
con paso firme esta trova. Cosa
extraña la que marca su destino
de un himno al problema, escrito
en formas extravagantes de versos
perdurables y sin terminación
plausible. Y la música del canon
adormece los sentidos, ingrata
somnolencia que aletarga el cuento
indestructible de una sextina
inverosímil que oculta el lado
sombrío y feroz de la palabra.
La ruta inhumana de la pena,
haber perdido el rumbo de la paz,
anuncia el malestar de lo factible,
hundido en el fondo de los mares
de ideas que cuentan ya muy poco
ante un camino que se cierra más
y más dejando al pobre corazón
llorando el final de una estrofa.