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lunes, mayo 15, 2006

I


Un reto puso Alón: una sextina,
con veinticuatro estrofas la ingrata
y veinticuatro líneas por estrofa,
bisílaba cada terminación,
(no pienso obedecer yo este canon).
De envío sólo pide un poema
que pueda resolverse en doce versos,
...Qué cosa este muchacho… pinche loco,
que piensa que el poema es factible
con sólo darle brillo a lo escrito,
pulirlo con talentos de juglares,
retruécanos y algunas cosas más.
…Buen truco si metemos una rima
que deje ir jugando a la palabra,
así, mientras no manden otra cosa,
podemos ir quitándonos la pena
de estar tan sólo haciéndole al cuento
y abrirle un espacio al corazón.
Si todo sale bien por este lado
iremos avanzando poco a poco,
buscando, mientras tanto, que camine
la rueda que engrana el destino
de versos y poemas, ríos, mares,
pudiendo ya, por fin, dormir en paz.

II


La noche en la montaña inspira paz,
un dejo de solaz, una sextina,
idea peregrina, cosa ingrata,
un símbolo que mata, una estrofa,
un canto que se mofa del poema
furtivo en su dilema, simples versos
que buscan encontrar terminación.
Poema circular, de fuga y canon,
de música en la mano de este loco,
un foco de atracción, idea factible,
concepto sumergible en lo escrito.
Altivo monolito de juglares
que siempre, por azar, exige más.
Un céfiro fugaz es una rima,
un viento que arrima la palabra,
que gime hasta que labra cualquier cosa:
la orfandad añosa de una pena,
la súbita condena de este cuento
que siento que me oprime el corazón.
Entono mi canción de lado a lado,
es pájaro alado, exige poco,
la toco esperando que camine,
que brille, que ilumine mi destino
y muestre el camino hacia sus mares.

III


Largo camino recorrido. Mares
borrascosos de playas blancas. Paz
que se aburre en las barrancas. Sextina
que se oculta en lo vivido. Ingrata
soledad, placer fingido. Estrofa
de un canto olvidado. Poema
interminable del pasado. Versos,
voces sin sentido. Terminación,
lenguaje permitido por el canon
de la rígida ordenanza, y loco
el bullicio de la danza. Factible
el resultado prometido. Escrito
entre manos escondido. Juglares
que lo cantan en las ferias. No más
obstinación ni cosas serias, rima
como pájaro perdido. Palabra
que tortura mi sentidos, la cosa
material, pura arrogancia, la pena
que transmite la prestancia del cuento
apenas aprendido. Corazón
de madera, extinguido a un lado
del camino de arena, lo poco
rescatable es que apenas camine
olvidará su fallido destino.

IV


Sufrir por un poema, cruel destino,
del bardo que se ahoga en estos mares.
No aspira a que lo canten los juglares,
ni a jueces que avalen lo escrito.
Avanza la condena. ¡Ya no más!
Con tanto trabajal ya no hay sextina,
es fuego artificial de metro y rima
y prisa para ya quedar en paz.
Subir esta montaña, cuesta ingrata,
es reto al que no ve terminación,
avanza, en la mano el corazón,
y a poco va fluyendo la palabra.
Es fácil que se pierda en tantos versos
que sólo dificultan el poema,
es lento el caminar con frío y pena
y terminar contando sólo un cuento.
Pero, ya va saliendo la estrofa
con ritmo musical de dulce canon,
con tal que no se vaya de la mano,
y llegue a buen final con esta cosa.
Ya creo que el poema es factible,
avanza a trompicones, poco a poco,
requiere trabajarlo como loco…
y yo voy a lograr que esto camine.

V


Poema circular, cuando camine
despacio al encuentro del destino,
navegante de océanos y de mares,
de lagos tristes, remansos de paz,
tal vez se consideré una sextina
por derecho propio. Duda ingrata
que acopia ansiedad en una estrofa
fallida. El sustento del poema
no está en ir acumulando versos,
ideas con una terminación
tan libre como lo permita un canon
que pueda ser burlado por el loco
afán de terminar en lo factible.
La búsqueda de dar a lo escrito
materias y retozos de juglares,
es ímpetu fatal. Depende más
de ir jugando con fuego. La rima
es sólo florilegio de palabra,
ir retorciendo hasta el final la cosa,
invocando a la risa o la pena
y así seguir hasta el final del cuento.
Su fin no es llegar al corazón,
moverse para uno y otro lado,
... o tal vez pueda serlo sólo un poco.

VI


Sueño. Y dicen que soñar es poco
serio. Su voz no impide que camine
pero, cómo inducir un destino
claro, cómo navegar en los mares
raros y no querer gozar la paz
sincera de escribir una sextina
entera sin pagar la pena ingrata,
dolor de terminar con una estrofa,
amor desconocido, un poema
loco, que puedan resumir mis versos
todos en súbita terminación.
Tonada primordial, continuo canon,
balada esencial de ritmo loco,
la lucha de llegar a lo factible,
la duda de asumir a lo escrito
en cantos que entonen los juglares,
soldados memoriosos, los que más
temprano o más tarde harán la rima
contando lo que ya pasó. Palabra
principal de la historia. La cosa
cenital de un poema es pena
aguda y misteriosa, y es cuento...
y es dura reflexión del corazón
que se sueña durmiendo a su lado.

VII


La luna que camina a mi lado
cubriendo de puñales mi destino,
llenando de dolor mi verso escrito
con reglas de artificio, simple canon,
allana la simpleza de la rima,
alivia la labor de los juglares,
alumbra los navíos de los mares
ocultos al envés de mi sextina.
Ay, luna extraviada en mi poema,
atada a los rigores de mis versos,
perdida entre los médanos de un cuento,
hundida y agobiada por la pena,
alivia las penurias de mi estrofa,
reaviva la función de esta ingrata
pasión de agricultor de la palabra
que busca aligerarse de la cosa
mortal que llega y crece sólo un poco
llenando de manías esta paz,
amontonando ideas más y más,
cubriendo las rutinas de este loco.
Ay, luna de la cruel terminación
del día, no permitas que camine
el tiempo que destruya lo factible
y llene de dolor mi corazón.

VIII


Luz de luna, dolor del corazón,
himno que se consagra a mi lado,
luz que ilumina sólo un poco
el espacio y permite que camine
mi verso al lugar de su destino,
puerto arrinconado por los mares,
sueño recurrente, dame la paz
que pide la labor de mi sextina.
Luz de amor, luz de permanencia ingrata,
luz de soledad innata, estrofa
interrumpida en medio del poema,
brillos de cristal, sílabas y versos
que buscan encontrar terminación
plausible en los ritmos de este canon
excéntrico, este delirio loco,
esta alucinación de lo factible,
del poema circular, no escrito
para trovadores, para juglares,
para cantores del vivir. No más
paradojas insertas en la rima,
no más contradicción en la palabra,
no más reproducción de esta cosa
fantástica, no más clamor ni pena.
No más. Una sextina así es un cuento.

IX


Este duro batallar... es un cuento,
soneto escondido, corazón
terco de luz encarnada, el lado
opuesto de la mirada, un poco
soledad, un poco frío. Camine
la idea con tal brío, al destino
artificial, todo o nada, y mares
de expresiones olvidadas, en paz
con el menaje prohibido. El loco
trepidar de lo invisible, sextina
que contiene un mundo entero, ingrata
profesión de lo imposible, estrofa
medular de frío acero, poema
sin final, lance risible, y versos
que al voltear son suma cero. Escrito
elemental sin gran terminación,
factura especial, difuso canon,
que goza retorciendo lo factible.
Un día en el futuro los juglares
dirán de esta historia eso y más,
usando los recursos de la rima,
vorágine feroz de la palabra,
contando el engaño de esta cosa
locuaz para aliviarnos de la pena.

X


El tema principal no es la pena
de jugar con la idea como cuento
de nunca acabar. El corazón
tortuoso del poeta se hace a un lado
para darle la salida al poco
utillaje verbal que quede escrito
en formas elementales y versos
obtusos mientras la idea camine
por su propia cuenta hacia el destino
extraño que lo lleve a surcar mares,
agitados ríos y lagos en paz.
Es puro batallar. Trabajo loco
que debe convertirse en sextina
singular. Es una tarea ingrata
que debe de lidiar con cada estrofa
para lograr al cabo un poema
de rígida, tenaz terminación,
un ritmo musical como el Canon
de Pachelbel, intenso y factible,
obstinado y redondo. Juglares
se burlarán en los mercados; más
redundarán usando torpe rima,
retorciendo el valor de la palabra,
logrando que parezca cualquier cosa.

XI


¿Y acaso la poesía no es la cosa
más erótica del mundo? Qué pena
si el sexo queda fuera de este cuento.
¿Y dónde quedará el corazón
si dejamos sus asuntos de lado?
¿Podríamos tocar, tan sólo un poco,
este tema que hace que camine
feliz el mundo hacia su destino?
Por ejemplo:… "Tu beso aquieta mares,
es lúdico remanso de la paz;
es trova, es cantar de mi sextina,
imposible ficción de luna ingrata;
tu cuerpo es el principio de una estrofa
que busca transformarse en poema,
voluble y fatal cruce de versos
de vívida y sensual terminación;
tu pecho es vocación de firme canon
que tanto repetir me vuelve loco,
quimera, invención de lo factible
que inunda de pasión el verbo escrito;
tus ojos agonía de juglares
que piden a la luna algo más,
son puro sortilegio de la rima,
erótica pulsión de la palabra."

XII


"Tus senos enmudecen la palabra
de mi boca. Amor, pasión ingrata
que se pierde en tus montañas, es cosa
cruel vagar en tus placeres, (que pena
no poder terminar así este cuento).
Existe un lugar del corazón
que busca estar rendido a tu lado,
que nunca se conforma con un poco
de tu cuerpo. Dejemos que camine
a la búsqueda del buen destino
hasta llegar a los furiosos mares
de tu cama para morir en paz.
Llenar de fuego rojo la sextina,
lamer tu humedad en una estrofa,
hundirme hasta el fondo del poema,
tocar el cielo y su terminación,
es ritmo obstinado de mi canon
que vuelca su pasión en unos versos.
Endechas de placer, de canto loco,
recitan de memoria los juglares,
elogian tu existencia, y es factible
que burlen lo fugaz de lo escrito,
encubran el deseo en la rima
y griten un aullido: ¡Quiero más!"

XIII

Así están las cosas. Mientras más
adelanta este poema, la rima
aparece en todas partes, palabra
afinada, bellas artes, la cosa
es que me mete en un dilema, (un poco
por usar estratagemas y versos
que se van cociendo aparte: un cuento
que su extensión reparte en paz
con la premisa del teorema). La pena
de escribir tanta locura es loco
contender con el discurso. A lado
de tamaña chifladura, ingrata
sumisión con el recurso de mares
de vocablos de armadura, el canon
surgira a medio curso. Estrofa
sin razón, no parece que camine
este juego, por eso el corazón
no encuentra el final de su destino
y siente que la pérfida sextina
se atasca sin lograr terminación.
El fruto especial de este poema
será la explosión de lo factible
dejando sólo testimonio escrito
de un vil esparcimiento de juglares.

XIV

Voces que gritan al alba, juglares
de pan y circo que no muestran más
alarma cuando les falla la rima
de la canción olvidada. Destino
de vida nueva, sonata de pena
ajada, que nos dificulta el cuento,
que nos entorpece el alma. La cosa
que temo yo y que a mi corazón
mata, es que mientras no camine
el poder de la palabra, (palabra
que se repite, que a mi lado
descansa), iré avanzando poco
y aún el poema clama. Los mares
de letras gimen y buscan la paz
del alma, el final de la sextina,
principio de la alborada. Ingrata
elegía que llora en una estrofa
fatal. La única terminación
admitida y anhelada, del canon
estricto y firme, de este poema
sin cara, es administrar los versos
sin que se note la trampa del loco
editar que pule, que hace factible
la nada.
............. (Quede esto por escrito).

XV


Metáfora confusa de lo escrito
recitan los atónitos juglares,
románticos misterios de los mares
y trampas del estúpido destino.
Elástico empleo de la palabra
florece en la elíptica sextina,
retórico abuso de la rima
cautiva de una estética ingrata.
Es el vocablo empático y loco
enérgico latir del corazón,
ilógica y mendaz terminación
de curso filosófico muy poco
auténtico en la hechura de los versos
sin límites, que buscan siempre más.
La mítica frescura de la paz
es sólido pilar de este cuento
y el ritmo tan frenético a mi lado,
ridícula presión de esta cosa
y víctima del tono de la estrofa
atrapada en enérgico canon,
permite que exánime camine
el cálido aliento del poema,
y el fétido aroma de la pena

sucumba ante el éxito factible.

XVI


Perdido en el mar de lo factible,
trastoco el valor de la palabra,
creyendo que el poema es un cuento
que busca encontrar su fin en paz.
Y ahora bien: ¿Qué es una sextina?
¿Un reto, una proeza, un poema?
...es luna que se abruma con mis versos,
es pájaro que anida a mi lado
y fuego que me quema el corazón.
Acento que se pierde en la estrofa
oculta en la trama de mi escrito,
es mito repetido por juglares
que tuercen el poema un poco más.
Es burla esponjada por la rima
perezosa, es algo, cualquier cosa,
que brota ante los ojos de mi pena,
es musa que me apena, aunque poco,
es rito que no creo que camine
hasta la antigua casa del destino.
La barca que navega por sus mares
se guía por la luna, luna ingrata,
sin desplegar sus velas por el canon.
que ordena una cruel terminación…
ya siento que me estoy volviendo loco.

XVII

Poema de dolor, de un mundo loco,
que a poco me destruye al corazón,
terminación que aleja lo factible,
que impide que camine mi escrito,
destino tormentoso, cruel palabra,
ingrata sumisión a los juglares
con mares de locura a mi lado
por el canon circular de este cuento
de versos que acumulan llanto y pena.
Poema demencial esta sextina,
la rima adormece la estrofa,
es cosa de pensar, tarea ingrata,
palabra que navegue a los mares,
juglares que acosan a la rima.
Sextina maniatada en este canon
del lado tenebroso de la paz
más turbia, más oscura, siempre más.
en paz con los presagios de esta cosa.
Estrofa insustancial aunque camine,
factible es que avance otro poco
del loco afán a su terminación.
Mi corazón vierte en un poema
la pena que se pierde en mis versos.

XVIII

Hundido en el delirio de mis versos
mi pobre corazón se vuelve loco
buscando el propósito factible
del duro trajinar de mi escrito.
Umbrío soliloquio de juglares
el falso resplandor de una rima
montada a caballo en la palabra
que lucha hasta que ya no puede más.
Hacer una sextina es una cosa,
y otra muy distinta es la pena
de estar abarrotado en un cuento
perdido en mi loco corazón.
La gracia debe de estar hoy de mi lado
aunque la fantasía ayude poco,
si puedo asegurarme que camine
el sordo crepitar de mi destino,
cruzando las tormentas de estos mares,
en la embarcación de mi sextina,
burlando las visiones de la ingrata
pasión que no me deja ir en paz.
El hálito tonal de una estrofa
es vívida y fugaz terminación,
es ritmo musical, es simple canon,
es rúbrica final de un poema.

XIX

Camino interminable. Un poema
arrastra mis pesares hasta el lado
oscuro de la luna, la sextina
emerge cual ninguna en los mares
de mi desolación. Es solo poco
el dolor que me aqueja, una ingrata
soledad que me deja una pena
elemental al corazón. En paz
con el mundo de mis viejos, no más
orfandad, no más fractura. Que el cuento
resentido en mis huesos camine
hasta el mar de mi locura. Estrofa
petulante, destructora, destino
final de las ideas. Es factible,
por el uso oculto de la rima
de plumaje falaz, que estos mares
de letras sumergidas hagan poco
claro el sentido de la palabra
enredada en su terminación.
En los campos de la lid, los juglares
se baten, cantan la vida del loco
poeta voraz que irrumpe en la cosa
torturante de escribir sus versos
con el rígido mandato del canon.

XX


Atado a la condena de este canon
transita por mi mente el poema
envuelto en el abrigo de sus versos
de largo caminar, de viaje loco,
pugnando paso a paso lo factible,
leyendo y releyendo lo escrito,
burlando las ficciones de juglares,
llegando a donde ya no puede más.
Se asoma a la ventana con la rima
volando en el jardín de la palabra,
zumbando alrededor de cada cosa
que quede en el sendero de la pena,
rompiendo los esquemas de este cuento
que agota de dolor al corazón.
La musa se resiste a mi lado,
me deja de sus dones ya muy poco,
impide al poema que camine,
imprime en sus versos un destino
distinto al que le han dejado mares
de elocuencia, de misterio y de paz.
El borde peculiar de mi sextina
se acerca a la rutina, perra ingrata,
que duerme la fatiga de la estrofa
incógnita, de cruel terminación.

XXI


Voy fundido a esta terminación
que no entiende de razones, en paz
conmigo mismo, con el corazón
abierto de par en par. Eso y más
pasa por mi cabeza. El destino
es mi aliado: voy escribiendo un cuento
y pronto va colmando mi escrito
un alud incontenible de versos,
de lunas y de cantos. La estrofa
implicada en el exceso, un poco
malévola, no detiene la cosa
y el poema va creciendo a lo loco.
Para cantar a voces, la sextina,
cuestión de trovadores y juglares
nómadas, acude a olas de rima
agitada para cruzar los mares
de la locura y hacer que camine
sin prisas, sin apuros, este canon.
A ratos siento que ya es factible
el uso abusivo de este lado
escondido de mi gélida pena.
Así, mientras discurre la palabra
que brinda sus dolores al poema
voy a escribir... vocación ingrata.

XXII


Me surge una que otra duda:
¿Poner de un modo u otro la palabra
convierte el resultado en poema?
¿Y acaso debe revestirse en pena
estar ligado a una terminación?
¿No debería ser el corazón
quien marque el camino de mis versos?
¿Y cómo voy a terminar el cuento
sin que sea la burla de los juglares?
¿Cómo voy a recorrer los mares
de la poesía si logro tan poco?
¿Será que estoy metido en un loco
conflicto escribiendo esta cosa?
¿Y cómo interpretar que una estrofa
marque el modo en que el poema camine?
¿Y cómo voy a hacer que sea factible
terminar con esto y quedar en paz?
¿Y qué hacer para que luzca más
un verso amarrado a su destino?
¿Cómo logro que todo lo escrito
sea firme y se vea de mi lado?
¿Y es lícito estirar tanto este canon,
pensando que esto sea una sextina,
metiendo artilugios de la rima?

XXIII


El viento esta mañana es la rima
que ahoga con el ruido del poema
de mimos, saltimbanquis y juglares,
el grito del poeta, pobre loco,
que se afana porque al fin camine
con paso firme esta trova. Cosa
extraña la que marca su destino
de un himno al problema, escrito
en formas extravagantes de versos
perdurables y sin terminación
plausible. Y la música del canon
adormece los sentidos, ingrata
somnolencia que aletarga el cuento
indestructible de una sextina
inverosímil que oculta el lado
sombrío y feroz de la palabra.
La ruta inhumana de la pena,
haber perdido el rumbo de la paz,
anuncia el malestar de lo factible,
hundido en el fondo de los mares
de ideas que cuentan ya muy poco
ante un camino que se cierra más
y más dejando al pobre corazón
llorando el final de una estrofa.

XXIV


Llegamos al final. Una estrofa
oculta un deseo, un destino
repetido, una vida, un poco
encubierta la salida, un cuento
de finales que no veo. Poema
reciclado por recreo, la paz
de revivir la fe perdida, canon
fatal, mil luces repetidas, loco
el cruel dolor de lo que creo. Pena
evasiva que hoy me duele, factible
el misterio prometido, palabra
emocionada que se siente, mares
que no reducen mi castigo, versos
de un silencio que se muere, juglares
que van a cantar conmigo. Camine
mi poema hasta su casa, la rima
enloquezca de dolor, corazón
que no sepa lo que pasa, escrito
que no entienda de amor, terminación
abrupta, cosa mala, pueda más
la historia del cantor que la ingrata
impresión de soledad de esta cosa,
que aumenta su valor por el lado
singular del final de mi sextina.

Envío


A lado del dolor de mi destino
encuentro al fin la paz de una estrofa
que poco favorece a la cosa
más triste del final de mi escrito.

Cual loco arremeto la palabra
perdida en los versos de mis mares
y hago que camine entre juglares
la mía con terminación ingrata.

El cuento de establecer la rima
es lucha y corazón de el poema
es canon, es factible, es una pena
el reto de escribir una sextina.


luis david