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lunes, mayo 15, 2006

IV


Sufrir por un poema, cruel destino,
del bardo que se ahoga en estos mares.
No aspira a que lo canten los juglares,
ni a jueces que avalen lo escrito.
Avanza la condena. ¡Ya no más!
Con tanto trabajal ya no hay sextina,
es fuego artificial de metro y rima
y prisa para ya quedar en paz.
Subir esta montaña, cuesta ingrata,
es reto al que no ve terminación,
avanza, en la mano el corazón,
y a poco va fluyendo la palabra.
Es fácil que se pierda en tantos versos
que sólo dificultan el poema,
es lento el caminar con frío y pena
y terminar contando sólo un cuento.
Pero, ya va saliendo la estrofa
con ritmo musical de dulce canon,
con tal que no se vaya de la mano,
y llegue a buen final con esta cosa.
Ya creo que el poema es factible,
avanza a trompicones, poco a poco,
requiere trabajarlo como loco…
y yo voy a lograr que esto camine.