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lunes, mayo 15, 2006

XVIII

Hundido en el delirio de mis versos
mi pobre corazón se vuelve loco
buscando el propósito factible
del duro trajinar de mi escrito.
Umbrío soliloquio de juglares
el falso resplandor de una rima
montada a caballo en la palabra
que lucha hasta que ya no puede más.
Hacer una sextina es una cosa,
y otra muy distinta es la pena
de estar abarrotado en un cuento
perdido en mi loco corazón.
La gracia debe de estar hoy de mi lado
aunque la fantasía ayude poco,
si puedo asegurarme que camine
el sordo crepitar de mi destino,
cruzando las tormentas de estos mares,
en la embarcación de mi sextina,
burlando las visiones de la ingrata
pasión que no me deja ir en paz.
El hálito tonal de una estrofa
es vívida y fugaz terminación,
es ritmo musical, es simple canon,
es rúbrica final de un poema.