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lunes, mayo 15, 2006

II


La noche en la montaña inspira paz,
un dejo de solaz, una sextina,
idea peregrina, cosa ingrata,
un símbolo que mata, una estrofa,
un canto que se mofa del poema
furtivo en su dilema, simples versos
que buscan encontrar terminación.
Poema circular, de fuga y canon,
de música en la mano de este loco,
un foco de atracción, idea factible,
concepto sumergible en lo escrito.
Altivo monolito de juglares
que siempre, por azar, exige más.
Un céfiro fugaz es una rima,
un viento que arrima la palabra,
que gime hasta que labra cualquier cosa:
la orfandad añosa de una pena,
la súbita condena de este cuento
que siento que me oprime el corazón.
Entono mi canción de lado a lado,
es pájaro alado, exige poco,
la toco esperando que camine,
que brille, que ilumine mi destino
y muestre el camino hacia sus mares.